¿Están garantizadas las pensiones?

(Article a publicar al Diario de Teruel)

“José Miguel Gràcia*

No me gustaría convertirme en una ave de mal agüero, querido lector, pero he de manifestar mi opinión sobre eso de la garantía de las pensiones en un futuro próximo o remoto. Con el aumento de la edad de jubilación se garantiza que los trabajadores no puedan jubilarse a los 65 años y que menos jóvenes se incorporen a la actividad laboral, nada más. Con el incremento de número de años para determinar la base de la pensión se garantiza que los futuros jubilados cobraran menos. Con el aumento del período de cotización para el derecho a la pensión total se garantiza que los futuros jubilados cobrarán también menos. Nada más i nada menos. O somos tontos o nos hacemos pasar por tontos si decimos que con estas medidas el futuro de las pensiones está asegurado. O somos más tontos o nos hacemos pasar por más tontos aún si admitimos que estas medidas son vitales para salir de la crisis actual, habiendo reducido el déficit. Pero ¿qué déficit? ¿El de ahora? ¿El de dentro de 10 ó 20 años? ¿En base a qué? ¿Cuál será la evolución de la pirámide de población? ¿Cuántos serán los cotizantes de la Seguridad Social? ¿Cómo evolucionará la productividad? ¿Necesitaremos de la emigración? Nadie que yo sepa ha acertado nunca  en la evolución de la población de un determinado país, a medio y largo plazo. Permítanme que me carcajee de las previsiones. Si algún día dejamos atrás la crisis, como es de esperar, se reducirá el paro y por lo tanto habrá más cotizantes, y esa caja que todo el mundo se empeña en que sea autónoma —no sé por qué— y que yo no acierto a entender, será suficiente, pero los pensionistas cobrarán menos. Si no remontamos la crisis o caemos en una nueva, habrá más paro, menos cotizantes, más déficit y se practicaran recortes en todo lo que se pueda, no quedando excluidas las pensiones. ¿En qué habrá quedado la garantía de las pensiones? A no ser que la fuerza de los votos de los pensionistas esté más organizada y sea más decisiva que ahora, el retoque de las pensiones a la baja estará bien servido. La única justificación que se me ocurre, en cuanto a la reforma de las pensiones, es la equidad y la justicia distributiva del global del gasto en pensiones, según méritos individuales: mayores contribuciones en tiempo e importes.

Allá por el mes de abril del año 2009 escribía yo: “qué gobierno suicida osaría reducir las pensiones o limitar los gastos relacionados con los jubilados, teniendo en cuenta la gran fuerza electoral que representan los pensionistas en cualquier país del mundo” Pues bien, el señor Rodríguez Zapatero y su gobierno han osado hacerlo. Veremos los resultados de las próximas elecciones. Alguien me dirá que se han visto obligados a hacerlo, y no le faltará razón, pero lo han hecho con tanta insistencia, fruición y aparente convicción, que se han “pasado”. Y además lo han vendido como una garantía de futuro. Yo por aquí no paso. Pretendiendo ser objetivo, no puedo menos que manifestar que con el Partido Popular aún sería peor. Pero el caso es que en el poder está el Partido Socialista, y este partido ha tocado las pensiones presentes y futuras. Si la ciencia demoscópica se cumple, pronto lo sufriremos en nuestras propias carnes. Los resultados electorales futuros y sus análisis, muy a pesar mío, evidenciarán la razón de aquello que escribí en 2009. Y en cada pueblo, en cada autonomía, y, más tarde en el total de España,  tendrán (tendremos) los gobiernos que más se parezcan a la ciudadanía, se lo merezcan o no se lo merezcan.

Cualquier recorte en los gastos públicos, bien sea aplicado a los pensionistas o a cualquier otro grupo social, reduce el déficit del Estado, es cierto, pero aumenta el paro “impepinablemente” e inmediatamente.  Solamente en el caso de que los recortes se tradujesen íntegramente en una disminución de las importaciones, no sería cierta mi anterior afirmación.

Seamos serios y digamos claramente que con la reforma de las pensiones se pretende que los pensionistas cobren menos en el futuro, todo lo demás es somiar truites como diríamos en catalán, que no quiere decir “soñar tortillas” sino creer cosas imposibles o estar en las nubes.

*Economista”