La caja única y otras lindezas

(Article publicat al Diario de Teruel,  el passat diumenge 3 d’octubre)

José Miguel Gràcia*

Con el reciente acuerdo entre el Gobierno de España y el Partido Nacionalista Vasco para apoyar los presupuestos generales, a cambio de la transferencia a Euskadi, País Vasco o como quieran llamarlo, de las bonificaciones a la Seguridad Social con destino a las políticas de generación de empleo, largamente demandada y nunca acordada, algunos medios de comunicación, pero sobre todo el Partido Popular, han abierto la caja de los truenos contra la rotura de la caja única de la Seguridad Social. Siempre me ha parecido estúpido y falso, y sobre todo injusto, el troceo de los presupuestos del Estado en algunos compartimentos estancos, intentando buscar el equilibrio entre ingresos y gastos de esta segmentación, por ejemplo la del fondo de pensiones públicas. ¿Es qué los pensionistas no pagan sus impuestos y no son también consumidores? ¿Por qué no se establece el equilibrio de ingresos y gastos de las fuerzas armadas, por ejemplo?

Qué fácil sería en el reciente caso que nos ocupa, analizar las obligaciones que comportan las competencias que se van a ceder y compararlas con los millones de euros a transferir anualmente… Los números resultantes de la operación nos darían motivo para la crítica en el sentido que fuese. Pero no, se impone la consigna que no dice nada en concreto y que se repite hasta la extenuidad: ¡Se ha roto la caja única de la Seguridad Social! ¡Se ha roto la caja única de la Seguridad Social! Supongo que como a mi, a muchos lectores, nos está produciendo un hartazgo de dimensiones inconmensurables la forma que tienen los partidos políticos, unos más y otros menos,  de hacer política a base de repetir eslóganes, consignas y frases hechas, y siempre en el terreno de la pura generalización o abstracción. Que no me digan que para reducir el paro hay que hacer reformas estructurales, díganme concretamente que reformas haría usted. No me digan que se ha roto la caja única de la Seguridad Social, díganme cuanto recibirá de más el País Vasco. No me digan que hay que gastar más en I+D, concrétenme en que tipo de industria o sectores primordialmente. No me digan que hay que ser más duro o mas blando respecto a la inmigración, explíquenme sus actuaciones concretas si tuviesen el poder… Y si quieren ser más explícitos evalúen los resultados que conseguirían. Y si tienen el poder ahora o más tarde, seremos benevolentes si sus errores no son muchos.

Aunque bien pensado, hablar o discutir ahora sobre un posible beneficio económico del País Vasco derivado de una cesión o transferencia de una pequeña competencia me parece ridículo, el chocolate del loro. La gran operación económica, el gran beneficio, y esto si que fue una rotura de la Caja del Estado, lo obtuvieron los vascos y los navarros —no se lo critico, más bien les envidio su inteligencia y resultados— con el sistema de financiación que obtuvieron: los llamados Conciertos y Ley del Cupo Vasco de 1981, con sus correspondientes ajustes, llamemos mercadeos, anuales. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los sistemas de financiación vasco y navarro no podrían generalizarse al resto de las comunidades, a no ser que el Estado se desprendiese del ejército, de la diplomacia, de los ferrocarriles y aeropuertos, etc., etc. Entiéndaseme bien, quiero decir de una gran parte de estos gastos. Qué estúpidos habrían de ser vascos y navarros si ante la remota posibilidad de tener que elegir entre la independencia y el seguir como ahora en España, se decantasen por la primera. Otra cosa sería si no gozasen del beneficioso sistema de financiación que en democracia obtuvieron. En el País Vasco se puede hablar mucho del derecho a la autodeterminación, pero que poco interés existe en hablar actualmente de independencia. ¿Por qué será?

Y mañana a esperar más eslóganes y consignas y ni una sola medida concreta contrastable para salir de la crisis. ¿Sabrá alguien de medidas concretas? Los que más hablan menos saben de ellas.

No obstante, yo ya he tomado una decisión tajante como venganza: en el futuro no votaré a ningún partido que en su programa indiquen que harán reformas estructurales, que flexibilizarán esto o lo otro o que mejorarán tal y tal cosa.

La generalización para la lógica y el razonamiento humano, la abstracción para la pintura, pero ni una ni otra  para la política y la economía.

*Economista”

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Una resposta

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