Las balanzas fiscales territoriales

balanca

(Article per a publicar en premsa de llengua castellana)

Existe la impresión entre la ciudadanía que las balanzas fiscales son el producto de unos cálculos complicados, más o menos esotéricos, que hacen los economistas según criterios personales, fruto de sus convicciones políticas y sus vínculos territoriales o gubernamentales. Puede que en algunos casos sea así, pero generalmente los buenos profesionales suelen coincidir en los principios que se aplican, en la forma de cálculo y en el análisis de los resultados. Cuando se dice que hay muchas formas de calcular las balanzas fiscales de un determinado ejercicio, no se dice la verdad, tal vez por desconocimiento o, lo que es peor, por intereses espurios.

Si el lector lo cree oportuno, puede leer las líneas que siguen en donde encontrará una explicación sencilla, así me lo propongo, del tema. Resumiendo y simplificando, afirmo de entrada que sólo existen dos tipos de las balanzas fiscales que responden a dos preguntas o demanda de datos diferentes, y no a formas de cálculo diferentes. Una de ellas es la llamada del “flujo monetario” que calcula la diferencia entre los ingresos que el Estado recauda por todos los conceptos en una determinada comunidad autónoma —caso de España— y lo que el Estado devuelve a esa comunidad en forma de pensiones, pagos de todo tipo e inversiones. Como puede verse, este tipo de balanzas dan la máxima importancia al lugar en donde se producen los gastos. Si el saldo es negativo se dice que dicha comunidad es deficitaria, lo que equivale a decir que contribuye a que otras sean excedentarias. El otro tipo de balanza es la llamada de la “carga y del beneficio”, la cual calcula la diferencia entre todos los ingresos que el Estado obtiene o recauda en un determinado territorio y lo que el Estado devuelve a ese territorio por todos los conceptos, pero añade otra operación que consiste en distribuir los costes de los servicios que considera comunes a todos los territorios, independientemente del lugar en que se hubieran producido. Con un ejemplo se entenderá mejor lo que quiero decir: todos los gastos de la comunidad de Madrid que corresponden a los ministerios, servicios centralizados, gobierno central, museos, aeropuertos, parte de las vías de comunicación, etc. se considera que benefician a todos los españoles, vivan donde vivan, por lo tanto han de repartirse entre todas las comunidades de acuerdo con su población o su PIB. La prueba de que este reparto no es equitativo nos la da la respuesta a la siguiente pregunta: ¿rechazaría alguna comunidad autónoma la instalación en sus territorios de algún servicio o ministerio si se lo propusiesen? Por algo será.

 Recientemente el economista Ángel de la Fuente, por encargo del señor Montoro, ha presentado una “nueva balanza fiscal”, mejor dicho una especie de balanza fiscal, a la cual no se han atrevido a llamar por este nombre, y así la han denominado “cuentas públicas territorializadas”. Por algo será.

A mi modo de ver lo correcto es calcular los dos tipos de balanzas fiscales, la del “flujo monetario” y la de “carga y beneficio”, explicar ambos resultados a la vista de las cifras con que se han calculado y analizar los criterios aplicados. Así se hizo una vez en tiempos del gobierno de Rodríguez Zapatero. Todo con luz y taquígrafos. No ha sido así, porque los cálculos de Ángel de la Fuente desdibujan la realidad con hipótesis poco consistentes y arbitrarias. Desde Cataluña, a pesar de que el déficit que muestran las “cuentas públicas territorializadas” es de 8,500 millones, protestan porque con los cálculos de las balanzas fiscales clásicas hubiesen resultado 11.000 ó 15.000 millones de déficit. Otras comunidades con déficits son Valencia y Baleares, y por supuesto Madrid con doble déficit que Cataluña. Andalucía, en cifras globales, la más beneficiada protesta también por la publicación. A parte de los beneficios que reporta directamente ser la capital del Estado, el cálculo de Ángel de la Fuente, encargado y pagado por el Ministerio de Hacienda, beneficia claramente a la Comunidad de Madrid. Por algo será.